Tenosinovitis Estenosante de DeQuervain

La tenosinovitis de De Quervain es una afección común que afecta al primer compartimento extensor de la muñeca, donde encontramos los tendones del músculo extensor corto y abductor largo del pulgar, localizandolo en un zona cercana a la base del pulgar. No se sabe exactamente por qué ocurre, pero movimientos de rotación repetitivos de la muñeca junto con el agarre en pinza del pulgar es uno de los desencadenantes mas frecuentes (el movimiento que hacemos al usar un destornillador). Se han identificado varios factores de riesgo asociados con su aparición, incluido ser mujer, estar embarazada, cuidar a un niño y trabajar en trabajos que requieren rotaciones repetidas de la muñeca.

Se trata de una forma muy grave de tenosinovitis que causa dolor e inflamación en la base del pulgar de la mano que empeora con la actividad de fuerza o al levantar objetos pesados. El dolor puede causar dificultad para mover el dedo y, finalmente, impedirle realizar sus actividades habituales.

El diagnóstico es principalmente clínico y se basa en los síntomas y un examen físico exhaustivo. Existen varias condiciones que pueden causar dolor en la base del dedo gordo. La experiencia del examinador es fundamental para saber distinguir entre ellos. En caso de duda, se pueden utilizar pruebas adicionales como ecografía. En consulta es habitual que ante la sospecha de esta patología realicemos una ecografía para valorar la afectación de los tendones afectados, y encontrar posibles causas que empeoran el pronostico, como tabiques (septos) entre los tendones.

El tratamiento inicial suele consistir en analgésicos orales o tópicos, aparatos ortopédicos, fisioterapia y cambios en la actividad física. Si hay una larga historia de la enfermedad, es importante recordar que el alivio de los síntomas puede no ser inmediato porque, al igual que otras tendinopatías en el cuerpo, se requiere un tratamiento mantenido en el tiempo para lograr el efecto completo. Además, se pueden utilizar diversos métodos de fisioterapia, que pueden cambiar a medida que evoluciona la situación clínica. Si no hay mejoría con el tratamiento inicial, se puede agregar al tratamiento la terapias de infiltración, que consiste en inyectar compuestos que ayudan a aliviar los síntomas e incluso lograr la curación. Existe una variedad de tratamientos de infiltración, que incluyen corticosteroides, ácido hialurónico, y plasma rico en plaquetas (PRP). Cada uno de ellos tiene una acción específica y actúa en un determinado nivel de la enfermedad. Por ello, los profesionales que las gestionan deben conocer cada alternativa para poder elegir la opción más adecuada en cada caso. Siempre recomendamos realizar la infiltracion usando ecografía para guiar la infiltración hasta la localización exacta de la enfermedad, técnica que mejora los resultados sustancialmente. Si los síntomas no mejoran tras el tratamiento conservador, se realiza una intervención quirúrgica. El objetivo es liberar los tendónes de la corredera y eliminar el tejido inflamatorio que suele rodear a los tendones. Generalmente se realiza de forma ambulatoria bajo anestesia local o regional. Si se eligen bien, los resultados suelen ser muy satisfactorios.